Paladines de los Caballeros Grises
Los Caballeros Grises no creen que un guerrero se forje en la batalla, sino más bien que la guerra sirve para templar su espíritu que ya de antemano estaba destinado a hacer grandes cosas. Esto hace que si un Caballero Gris quiere demostrarse a sí mismo que es merecedor de ocupar una plaza entre los Paladines de su orden, no le bastará con ser valiente y habilidoso, deberá completar varias gestas que ayudarán a determinar su personalidad y su motivación.
En la primera gesta. el aspirante deberá pasar un día y una noche en las carvernas encantadas que hay bajo el Monte Anarch, sin perder su cordura o su determinación. Si no supera la prueba, deberá medir su fuerza de voluntad contra el mal que emana del tomo Abbiallach, que se guarda cargado de cadenas en el Sancta Sanctorum del Capítulo. Una vez haya probado su fortaleza mental se le exigirá que demuestre su pericia con las armas. Para ello, iniciará un peregrinaje a la Tumba de Lansel, en la Luna maldita de Tethys en donde deberá eliminar a un ejemplar de cada uno de los cuatro tipos de Heraldos Demoníacos que sirven a los Dioses del Caos sin ningún tipo de armadura. Ademas tendrá que hacer frente a cuatro nuevas gestas más en aquel lugar, cada una más terrible que la anterior, siendo la última de ellas la más dificil de cumplir. El candidato deberá dar caza y eliminar a uno de los seiscientos sesenta y seis Demonios más poderosos que nunca se hayan manifestado en el reino mortal, llevando como únicas armas su espada de energía Némesis y el nombre verdadero de la bestia, sacado de las páginas del Grimorio de Hierro. Sólo cuando haya cumplido con ésta tarea, se habrá ganado su ascenso al rango de Paladín de los Caballeros Grises.
Dada la peligrosa naturaleza de estas gestas no es una sorpresa que sólo los más brillantes y valerosos Caballeros Grises lleguen a convertirse en Paladines. Finalizadas las gestas, el nuevo Paladín dejará su Hermandad para ocupar un asiento en la mencionada Sala de los Campeones. Desde ese momento, cada Paladín adquiere una obligación de servir no sólo a su Capítulo, sino también a uno de los Grandes Maestres para el cual hará las labores de guardaespaldas, campeón y consejero. Por tanto, su lugar en el campo de batalla estará allí donde la lucha sea más cruenta y el peligro parezca mayor.
Los Apotecarios de los Caballeros, en el campo de campo de batalla, son escoltados por una escuadra de Paladines. Pocos Caballeros Grises son tan importantes para el futuro del Capítulo como los Apotecarios, cuya labor consiste en atender a los Hermanos de Batalla caídos, ya sea curándolos mediante su Narthecium o, si sus heridas son demasiado graves, recuperando aquellos órganos vitales que contengan las preciosas semillas genéticas del Capítulo. Si los Caballeros Grises no dispusieran de Apotecarios su herencia genética se perdería en las ruinas de la batalla, y el Capítulo dejaría de existir en cuestión de décadas.
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Las miniaturas de los Paladines de los Caballeros Grises
Los exterminadores de los Caballeros Grises fueron diseñados por Martin
Footitt y Alex Hedström y anunciados en el número 192 de la versión española de la revista White Dwarf de Abril de 2011, poniéndose a la venta el día 2 de ese mes.